Aunque no se vean, ahí están, escondidos. Pastor Randall Gamboa.

 Aunque no los vea, ahí están escondidos

¿Cómo puedo conocer todos los pecados escondidos en mi corazón?
    Límpiame de estas faltas ocultas.

Salmo 19:12


A mi, a usted y a todos nos cuesta reconocer la mayoría de errores, pecados y faltas. Nada nuevo. Cuando somos confrontados por alguien respecto a algo que amerita corregirse o aceptarse, lo que hacemos inmediatamente es defendernos, y hasta nos defendemos mal, porque no la vimos venir.

David, el pastor de ovejas, que termino siendo un gran y hermoso rey de Israel, escribió el texto bíblico arriba aceptando que su vida era amonestada con los mandamientos del Señor, y reconociendo que el hombre que guarda la ley de Dios tendría grande galardón.

En la parte final del precioso salmo 19, escribe: ¿Quién podrá entender sus propios errores? 

Todo parece indicar que se inspiraba a escribir desde su humanidad, aquella humanidad que le había jugado algunas malas pasadas.

No creo que sea necesario hacer una lista de los desliz del rey David, haciendo la mía ya me esta faltando cuaderno para terminar. 

Pero es bueno que nosotros los creyentes recordemos algunas cosas que pueden estar dentro de nosotros, y ya dejemos de actuar como si no las supiéramos.

Romanos 3:23 nos recuerda que todos hemos pecado y estamos destituidos de la Gracia de Dios.

Jeremías 17:9 también nos recuerda que el corazón de cada uno de nosotros es engañoso más que cualquier cosa, y es malo, el profeta termina diciendo ¿Quién lo conocerá?.

El hombre debe reconocer, que muy dentro de él, hay un armamento de pecado listo para disparar en cualquier momento, y a quien sea. Es lo que Pablo en sus cartas sugería al creyente para que permitiera que el fruto del Espíritu de Dios tomara control y lugar en todas las áreas de su vida.

De no ser así, estaríamos expuestos a cosas que ni imaginamos que podrían salir de nosotros mismos. Si, de nosotros mismos. 

El apóstol Pablo le dijo a Timoteo: Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina… 1 Timoteo 4:16.

Amados hermanos, cada uno de nosotros en su devocional personal debe incluir en su oración palabras como estas:

Señor, si hubiera algo dentro de mi que no conozco…Amado Dios, tu que me conoces mejor que nadie, no permitas que de mi salga…Oh Señor, si en algún rincón de mi corazón estuviera el fallarte…Oh Dios mío, si en mi hubiera algún pecado que no conozco, por favor…Oh Señor, líbrame de los pecados que están dentro de mi que puedan ofender tu santidad…

El rey David, pudo haber hecho cosas que ofendieran a Dios como censar al pueblo para su propia gloria, o tomar una mujer ajena, o ser culpable de provocar la muerte de un inocente, o de actuar sin dirección de Dios en muchos casos.

Pero hay algo de alabar en aquel pastorcillo. 
Cada vez que el Señor le amonestaba con su palabra y su ley, aquel hombre ponía su corona a un lado, dejaba su trono terrenal, sacaba a sus siervos de su presencia, se quitaba sus vestidos reales y cuando estaba solo, absolutamente solo, se humillaba delante de su Gran Pastor.

Aquel hombre en oración, se colocaba donde iba: soy pecador de cosas que ni sabía que me gobernaban.
Aquel hombre en oración colocaba al Señor donde iba: Dios todo lo sabe, aún lo más profundo de mi ser, El es Santo.

En el salmo 51:10 decía. Crea en mi, oh Dios, un corazón limpio. Y renueva un espíritu recto dentro de mi. Ya también había escrito en el verso 7: purifícame con hisopo, y seré limpio. 

Aprendamos de David a orar. Aprendamos del Señor Jesús a ser manso y humilde de corazón. 

Nunca es tarde para empezar a aceptar que pudiera ser que hayan cosas escondidas dentro de nosotros. Hermanos, si las hay.
Pastor Randall Gamba Guillén.
San José, CR.
506 8984 9097






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